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Caries en dientes de leche

En los dientes y muelas de leche, esos que se caerán durante la infancia para dejar su espacio a los dientes y muelas permanentes o definitivos, también pueden aparecer caries. Muchas personas creen que no es necesario tratar la caries en los dientes de leche porque entienden que se van a caer igualmente y serán sustituidos por los definitivos, pero la realidad es que esta idea no es correcta. Este problema puede afectar a la salud y autoestima de nuestros niños y niñas y por eso vamos a ver como prevenirlas y tratarlas.

¿Por qué deben cuidarse los dientes de leche?

Los dientes de leche cumplen una serie de funciones en la boca de nuestros hijos que son:

• Permiten masticar, cortar y deglutir bien los alimentos.

• Son fundamentales para poder pronunciar y hablar correctamente, vital en la época de aprendizaje.

• Una dentadura en buen estado, favorece la autoestima y la salud psicológica de los niños.

• Las bacterias que provocan la caries en los dientes de leche pueden afectar a las piezas definitivas que están debajo.

Guardan el espacio que posteriormente tendrán los definitivos. Si la caries en los dientes de leche no es tratada se pueden originar dolor, infecciones, flemones y pérdidas de piezas antes de tiempo, lo cual podría crear problemas posteriormente, ya que los dientes permanentes pueden desplazarse hacia los huecos que quedan y dificultar la posterior erupción de otras piezas definitivas, provocando que se tuerzan o haya problemas de apilamiento.

¿Cómo prevenir estas caries?

Las caries en los dientes de leche pueden aparecer por diferentes causas, pero una higiene bucodental poco adecuada, insuficiente o inexistente, junto a una mala alimentación, suelen ser las principales. Las medidas más importantes para prevenirlas son las siguientes:

Evitar el exceso de alimentos azucarados (zumos, dulces, golosinas, etc.) o con harinas refinadas (pan, pastas, pizza, etc.) que al metabolizarse dan lugar a azúcares que igualmente dañan los dientes.

• Apuesta por alimentos crudos y ricos en fibra. Estos requieren una masticación intensa que fomenta la producción de saliva, la cual juega un importante papel como protector dental. A su vez la fibra ayuda a arrastrar los restos de alimentos que se hayan podido quedar en los espacios interdentales.

• Seguir las indicaciones de higiene que te indique tu odontopediatra. En general, recuerda la importancia del lavado de los dientes después de cada comida y siempre antes de acostarlo.

• Llevar a los niños y niñas a las revisiones periódicas recomendadas por el odontopediatra, para diagnosticar cualquier tipo de problema antes de que evolucione.

¿Cómo tratarlas?

Cuando a un diente de leche le sale una caries se debe arreglar, en la medida de lo posible. Los empastes consisten en eliminar el tejido cariado y reemplazarlo por algún material artificial. De esta forma, la pieza dañada recupera su forma y funcionalidad. En el caso de los dientes de leche, las técnicas y materiales que se vayan a utilizar dependerán del grado de destrucción del diente, de la edad del niño y del estado del resto de los elementos dentarios.

La limpieza del elemento se puede realizar de manera manual o utilizando la turbina. En general, se trata de emplear técnicas que no requieran el uso de anestesia, aunque en algunas ocasiones el caso o profundidad de la lesión lo puede requerir. Será el odontólogo quien decida cuál es la mejor opción:

• En niños muy pequeños, se realizan técnicas que la OMS reconoce como ART o (TRA en español, ‘técnicas de restauración atraumática’), que consiste en limpiar con un instrumento muy pequeño llamado cucharilla, sin turbina (‘torno’), y sin anestesia. De esta manera, se evitan todas las molestias que implica la utilización de instrumental rotatorio, muy incomoda para los pequeños.

El odontólogo coloca un material a base de cemento de vidrio, que tiene la ventaja de que libera flúor en los límites entre empaste y diente y dificulta así que salga una nueva caries alrededor del empaste. Pero nunca puede considerarse que estas restauraciones sean definitivas. Ayudan a disminuir el progreso de la caries, pero no restituyen la anatomía ni la estética, cosa que sí se puede conseguir en niños mayores.

Después de realizar la limpieza del tejido en mal estado, se rellena la cavidad que queda con un material blando. Este material se moldea para darle la forma del diente original y se endurece, casi siempre con el uso de una luz emitida por lámparas especiales.

• En el caso, de niños y niñas más mayores sí hay que anestesiar, porque hay que entrar en zonas de la muela ya más profundas. Se requiere más tiempo de trabajo para limpiar mucho mejor y el material empleado normalmente es composite, que se inserta por capas en el interior del diente y cada capa se endurece con la lámpara por separado.

En cualquiera de los casos un diente con caries o un diente empastado son factores de riesgo para caries futuras. Una vez realizados los empastes en los dientes de leche, el odontólogo indicará cada cuanto tiempo hay que controlarlos. En general, una visita cada seis meses nos asegura detectar a tiempo la aparición de nuevas caries.

¿Cuándo se debe comenzar a cepillar los dientes a un niño?

Para una correcta salud bucal ya desde pequeños, debemos saber cuáles son los momentos indicados para comenzar con la higiene dental y de qué forma.

Las buenas rutinas deben comenzar al salir los dientes. Como el bebé aún será muy pequeño, deberás tú limpiárselos dos veces al día con un paño suave.

Será cuando cumpla alrededor del año, que podrás comenzar el cepillado de los dientes con un cepillo blando y una cantidad muy pequeña de pasta dental. Ésta última debe ser adecuada a la edad del bebé, recuerda fijarte al comprarla.

Es desde ahora, que el cepillado debe incluir dientes y encías, estas últimas, con suavidad. A medida que tu hijo comience a interesarse por este proceso, déjalo que participe, pero debes supervisar la cantidad de pasta dental hasta los 4 años de edad o más, en el caso de que el pequeño tienda a exagerar la dosis.

La autonomía del niño irá creciendo a medida que pasen los años, pero ten presente que tendrás que hacer parte del cepillado, por lo menos hasta los 7 ó 9 años, si quieres asegurarte de que se haga correctamente. Por lo tanto, prepárate para ser partícipe de esta rutina por bastante tiempo.

Por último, recuerda que una vez limpios los dientes, no se aconseja que el niño duerma con un biberón en la boca.

Es posible que el agua de tu localidad, si no la consumes mineral, pueda carecer de suficiente flúor para el correcto crecimiento de los dientes de tu hijo, pregúntale a tu pediatra si es oportuno algún suplemento.